De Hisn Alhanx a Castillo de la Culebra. Nido de águila para musulmanes y cristianos.
Observación del Patrimonio Histórico
por Emerita Expeditiones
Mérida (Extremadura)
España
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De Hisn Alhanx a Castillo de la Culebra. Nido de águila para musulmanes y cristianos.
En esta entrada os queremos acercar a uno de los parajes, históricos y naturales, más impresionantes de la comarca emeritense: el Castillo de la Culebra (Hisn Alhanx), en Alange. Su emplazamiento, la Naturaleza que lo rodea, la Historia que encierran los muros del castillo y rezuma por las pendientes del cerro, lo convierten en objetivo prioritario para nuestro senderismo arqueológico.
En este pequeño artículo, trataremos de repasar lo que se sabe acerca del castillo, qué se puede visitar en la actualidad y desentrañar parte de los secretos que toda fortaleza guarda sobre su funcionamiento y defensa. Para esto último, además de lo que la historiografía sobre el lugar nos brinda, hemos contado con la generosidad de Juan Diego Carmona Barrero, quien como gran conocedor del cerro, nos “abrió” las puertas de la fortaleza. Sirvan estas líneas como agradecimiento.
El Castillo de la Culebra, traducción de la denominación que encontramos en las fuentes árabes: Hisn Alhanx, se asienta en el Cerro de la Mesilla (Alange), situado en el valle del Matachel, en donde se ha venido situando por las fuentes clásicas, aunque de una forma
imprecisa, el límite entre los pueblos célticos y túrdulos, que según las fuentes de la antigüedad, como son Plinio y Estrabón, poblaban el territorio de la Beturia poco antes de la conquista romana. Pero la ocupación del cerro no solamente se constata gracias a las fuentes clásicas, sino que la Arqueología ha demostrado desde finales del siglo pasado, una ocupación que bien pudo comenzar en tiempos neolíticos, con la presencia de arte esquemático en algunos abrigos del cerro, que continuó durante la etapa protohistórica y que, ininterrumpidamente, llegará hasta nuestros días, adoptando diversas formas y usos del espacio. En esta entrada nos quedaremos con la ocupación que de la cima del cerro se establece desde aproximadamente mediados del siglo IX, con la instalación de la fortaleza emiral, hasta el abandono del castillo santiaguista, ya en el siglo XVII.
Para acercarnos al proceso histórico que vivió la fortaleza debemos recurrir a: las fuentes árabes, en las que se nos relata la importancia estratégica de un enclave como el de Alange, para el control del territorio, y tras la conquista cristiana en 1234 y la posterior donación a la orden de Santiago en 1243, a los libros de visita de la orden. Estas cuentan con un problema fundamental por el que tenemos más de dos siglos de oscuridad en la Historia del castillo, ya que hasta 1494 no tenemos constancia documental através de la visitas de la orden.
Las referencias históricas acerca de la fortaleza comienzan en el siglo IX, cuando es mencionada por primera vez para resaltar su posición estratégica y vital para el control de: la via que unía Mérida y Córdoba y de la levantisca población emeritense. En este periodo el emirato cordobés está plenamente asentado en la Península, con más de un siglo de presencia musulmana. De estos primeros siglos, las referencias más destacadas son las que relacionan a la fortaleza con Ibn Marwan, caudillo muladí emeritense, protagonista de una revuelta contra el poder omeya que tuvo como escenario el occidente peninsular, siendo una de las plazas en las que actuó Hisn Alhanx.
En uno de estos episodios, en el 874, acabó cercado durante más de tres meses en la fortaleza de Alange, hasta alcanzar un acuerdo con el poder cordobés, dirigiéndose hacia el norte de la Sierra de la Estrella portuguesa. El registro arqueológico que ese cerco nos ha dejado son los aljibes situados al pie de las cortinas rocosas sobre las que se asienta la fortaleza. Hasta cuatro aljibes son visibles en la actualidad, observándose en algunos de ellos la fortificación de la que fueron dotados para su uso. La importancia de estas subestructuras es fundamental en el desarrollo del asedio que nos ocupa, ya que facilitó el acceso al agua, de vital importancia en la resistencia de los moradores de la fortaleza, según las fuentes, a punto de claudicar cuando descubrieron la posibilidad de suministrase agua de esta manera.
Lo que las fuentes nos dicen textualmente es: “Excavaron pozos en el interior del castillo y les deparó Allah, en ellos, agua dulce y corriente próxima a donde estaban, cuando ya habían pensado rendirse y volvieron por ello a la oposición. Construyeron muros en los pozos, que los protegían de los ataques y levantaron sobre ellos pesados maderos revestidos de piel de vacuno. Excavaron galerías subterráneas para poder traer las aguas y frecuentaban aquellos pozos por aquellas galerías. Y las catapultas se balanceaban insistentemente sin dejar noche ni día. El emir se esforzó sobremanera para impedir la aparición de agua e incitó a sus hombres a derribarlos, pero no fue posible en ninguno de los pozos cercanos a la fortaleza”.
La importancia de la rebelión de Marwan nos la mide el resultado de ella, el nacimiento oficial de Batalius, actualmente Badajoz, con la construcción de la Alcazaba primitiva.
La siguiente referencia histórica acerca de la existencia del Hisn Alhanx nos las proporcionan las crónicas al detallar la razzia de Ordoño II en el 915, quien en su intento de atacar Mérida, se desvía hacia Hisn Alhanx para ganar en batalla campal a la guarnición, cautivando posteriormente a mujeres y niños. Vuelve sobre sus pasos para acampar a las puertas de Mérida, dónde consigue el tributo de los gobernantes de la ciudad y de Badajoz. Tras su retirada hacia León, la fortaleza vuelve a manos musulmanas.
Otro episodio de violencia referenciado por las fuentes es el que protagoniza Abd al Rahman III cuando en el 928 en su expedición punitiva hacia los territorios de Mérida, los emeritenses se encastillan en Alange en donde son sometidos a un duro asedio tras el que rinden la plaza.
Hasta el siglo XIII que es conquistado definitivamente por los cristianos, el castillo pasó de un bando a otro. Es en ese periodo cuando se van configurando las barreras que hoy podemos observar, por ejemplo la fortificación completa de los dos aljibes orientales con la construcción de la puerta de los aljibes y de la barrera que la asegura, o la Puerta del Sol, único acceso desde el este a la fortaleza, para lo que fue preciso la apertura de una gran cicatriz en el macizo rocoso que facilitase el acenso al nivel superior del castillo.
En 1234 Hisn Alhanx es conquistado definitivamente por el bando cristiano y en 1243 pasa a formar parte de las posesiones de la orden de Santiago, estableciéndose la encomienda de Alange. La rapidez de la conquista de la Baja Extremadura parece restar sentido a la ocupación del castillo toda vez que la línea de conquista transita por el Guadalquivir y son tiempos de relativa paz en las nuevas tierras de la provincia de León. Sin embargo, la fortificación se sigue cuidando y ocupando, dotándola de elementos más acordes con la poliorcética del momento. Así, hoy en día son visibles troneras cuya configuración responden a cronologías pleno medievales, ejemplo de ellas son la de orbe y palo o la de orbe y cruz, ambas presentes en las murallas de la fortaleza.
La donación del castillo a la orden de Santiago posibilita que en la actualidad tengamos una información documental de primer orden en los libros de visita. Estos documentos son el reflejo de los diferentes estados que atraviesa el castillo, consignados en ellos por los visitadores de la orden. Así, podemos encontrar presupuestos sobre obras de albañilería o de nueva construcción, facilitándonos un conocimiento exacto de lo acontecido. En el caso de Alange es preciso señalar que carecemos de esta información hasta 1494, habiéndose perdido las visitas desde 1243. A pesar de ello, gracias a estos documentos es posible recuperar la historia constructiva del castillo hasta 1634, fecha en la que se señala que está arruinado. Esta información la tenemos procesada gracias a la obra de Manuel Garrido Santiago quien en su obra “Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura” nos expone el proceso que las sucesivas visitas de la orden señalan.
Hasta la visita promovida por los Reyes Católicos en 1494, las fuentes no señalan la ordenación del castillo, más allá de su emplazamiento en un erizado peñasco calizo. Gracias a esa visita conocemos qué castillo existía a finales del siglo XV, sin distinción entre la obra musulmana y la cristiana. Debemos, por tanto, pensar que lo que se describe es el resultado del sincretismo entre el hisn musulmán y el castillo cristiano, ya que en esa fecha, ya llevaba más de 250 años en manos santiaguistas.
Las actuaciones arqueológicas de finales del pasado siglo y comienzos de este, nos permiten reinterpretar las fuentes y distinguir qué queda del hisn y cuanto del castillo. En el crockis del castillo señalamos en diferentes colores las distintas fases constructivas que se han propuesto para los edificios que componen la fortaleza, que se presentan también numerados. A él nos remitiremos en la descripción de las estructuras que lo componen para su situación.
A la fortaleza se realizaría la aproximación desde el oriente, flanco en el que quedaba la vía que venía desde Córdoba hacia Mérida y Badajoz. De la mano de la vía se llegaría hasta las inmediaciones de la cortina rocosa oriental, en donde serpenteando ascendería el camino, reptando como una culebra, hasta una esplanada desde dónde se daría acceso a la Puerta de los Aljibes, continuando el camino por la umbria del cerro hasta la Puerta de Mérida. En esta esplanada se encontraban con una primera barrera (21), dotada de aspilleras y en cuyo extremo norte se emplaza el acceso conocido como Puerta de los Aljibes (4). Este momento constructivo se emplaza entre el siglo X y la primera mitad del XIII. Además de oponer una cerca defensiva a los intentos de conquista, esta barrera está incluyendo dentro del sistema defensivo y dotando de seguridad a los aljibes (11), que se revelaron vitales siglos antes y generando un nuevo circuito para el abastecimiento de agua potable (20), ya que con la construcción de la Puerta del Sol (3), seguramente obras coetáneas, y del camino que la transita, se consigue una manera mucho más fácil y segura de aprovisionarse. En este lienzo defensivo (21) se aprecian troneras cuya configuración, orbe y palo, las aleja de este momento cronológico.
Los caminos de circunvalación del castillo y los internos fueron pavimentados con diferentes soluciones. El que comunica la puerta del sol y los aljibes lo fue utilizando losas de tamaño medio de naturaleza caliza. El que rodea por el norte el cerro y entra en la fortaleza por la puerta del Gallego también utiliza estas losetas, pero ademas, se aprecia aun hoy una labor de afianzamiento del camino creando taludes artificiales mediante la colocación de grandes piedras que generan la plataforma necesaria para el tránsito. En ningún caso este sería de carros, únicamente caballos, mulas y burros podrían ascender por tan empinado y estrecho sendero (18 y 19). En la actualidad, en la Puerta del Gallego se aprecia un pavimento de cantos, en buen estado de conservación, aunque los pavimentos, por su uso constante, son elementos propensos a reformas y sustituciones, por lo que es difícil, a simple vista, afirmar si es el original o no.
Los flancos sur y norte carecen de fortificación a la altura de la barrera anterior, los farallones rocosos y su verticalidad realizan esta función. No ocurre así en el lado occidental, en donde la ausencia de estos farallones hacen necesaria la construcción de un nuevo sistema defensivo. En este se ubican dos nuevas puertas: la de la Bastida (1) y la del Gallego o la de Mérida (2). La primera es un portillo de acceso en un ante mural (22), realizado en mampostería y mortero, que protege a la que se conoce como barrera alta (23) en la que se sitúan cuatro cubos rectangulares y que se flanquea atravesando la puerta del Gallego o de Mérida. La barrera y los cubos están realizados mediante el empleo de mampostería de formato medio trabadas con mortero. Los cubos presentan un zócalo de mayor anchura que el resto del alzado. La puerta del Gallego está configurada en recodo, al modo predominante en las fortalezas almohades. La barrera alta se conserva aquí en buen estado y se prolongará (24) por puntos de la fortaleza rocosa en dónde sea necesario el establecimiento de parapetos por la ausencia de farallones. Su difícil emplazamiento influyó, sin duda, en su mantenimiento y en la actualidad son sólo visibles algunos retazos.
Una vez dentro de la ciudadela las fuentes de la orden nos mencionan la presencia de estancias dedicadas a cocinas, tahonas, caballerizas y pajares (14, 15 y 16), además de alojamientos para la guarnición y sus servidores. Estas construcciones se situaron en el espacio comprendido entre la barrera alta y el recinto alto de la fortaleza, el cual fue dotado también de murallas de mampostería y cubos defensivos. La ordenación que hoy conocemos responde a la que la orden santiaguista realiza, siendo difícil distinguir las construcciones musulmanas en este punto. Este recinto alto presenta una planta que se adapta a la pequeña meseta que el cerro brinda en su cima. Presenta pues forma de espolón, asomándose sus edificios al cortado rocoso por el flanco norte.
Originariamente, al recinto alto se accede desde poniente por la Puerta de Hierro (25), conocida así porque estaba conformada por varias planchas de este material. Tras atravesar la puerta entramos en un patio de armas en torno al cual se organizan cuatro construcciones principales: la torre del homenaje (8), compuesta de tres plantas, la baja como almacen de armas y las dos superiores como residencia, la capilla (9), la torre redonda (7) y la torre nueva (10). Del origen cristiano de tres de estas construcciones no cabe duda, no ocurre así con la capilla, de la que se ha apuntado la posibilidad que sea la cristianización de la mezquita que debió existir en el Hisn Alhanx. Acerca de la torre nueva, hay que señalar la presencia de grafitis en su exterior: peces y figuras geométricas. Es posible que nos estén indicando la presencia de alarifes musulmanes en la construcción de la fortaleza santiaguista.
Adosado a la torre del homenaje, las fuentes nos hablan de un pórtico de dos plantas sustentado por columnas de mármol y en cuya segunda planta se aposentaba la guarnición. Actualmente está desaparecido. La torre del homenaje, la capilla de Santiago y la torre nueva, se ubican en la mitad oriental del patio, configurándose con una pendiente opuesta a la occidental. Recogiendo las aguas se sitúa un nuevo aljibe bajo la Capilla de Santiago. Es posible que este recinto contase con otro acceso desde el este (6) aunque no se aprecia actualmente
Ya en la etapa final de la historia constructiva del castillo se diseña un nuevo recinto, adosado por occidente al recinto alto. Es identificado como el corralejo y en él se aprecia la presencia de un nuevo aljibe, destinado a recoger las aguas de la mitad occidental del patio. A esta función responde la presencia de una bonita escalera de abanico que lleva hasta la Puerta de Hierro. A este recinto se accede desde el sur por la puerta conocida como del corralejo (5), en la actualidad de muy difícil localización.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI comienzan a reflejarse en las visitas el mal estado del castillo imposibilitando la estancia del comendador y del alcaide en él. Este hecho coincide con la construcción en 1550 de una nueva casa de la encomienda en el solar del pueblo. Nunca sabremos si el abandono del castillo es consecuencia de esto o si la construcción de la casa de la encomienda estuvo motivada realmente por el mal estado del castillo. Lo cierto es que en 1634 la visita certifica el pésimo estado de conservación de las estructuras del fortín. Desde ese momento el edificio entra en estado de abandono, certificado por el colapso que de sus estructuras se van produciendo con el paso del tiempo. A pesar de ello conocemos intentos de rehabilitarlo en su función durante el siglo XIX, cuando durante la guerra de la independencia española, las tropas napoleónicas se establecen temporalmente en el castillo, planificándose incluso la reforma del mismo para adaptarlo a las necesidades bélicas decimonónicas. Finalmente el proyecto no se llevó a cabo, afortunadamente, permitiéndonos disfrutar de un recinto cargado de Historia, fundamental para entender el devenir histórico del occidente peninsular.
Pedro A. Delgado
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