Dolmen Cubillejo de Lara

Dolmen de Cubillejo de Lara, Burgos

En esta ocasión, mi amigo Antonio y yo, quisimos ir a visitar el dolmen de Cubillejo de Lara, en la provincia de Burgos. A las 7:30 de la mañana quedamos en el lugar habitual y llegó muy puntual, a pesar de venir andando desde su domicilio. Intentamos salir de la ciudad de Madrid sin que cogiésemos atasco, pero fue inútil. Los atascos en la capital son cada vez más constantes. Recorrimos varios kilómetros en caravana hasta salir a la autovía A-1 dirección Burgos.

A mitad de camino paramos a desayunar. Un local decorado con toque femenino muy agradable y con notable gusto. Al comprobar que todo el personal eran mujeres, entendimos que estuviera decorado de esa manera de estilo retro y, aunque un poco subido en los precios, la tarta casera que pedimos estaba muy buena y el servicio excepcional.

La señal del GPS nos avisó de un giro de 90º a la derecha para coger un camino sin asfaltar de aproximadamente dos kilómetros de longitud hasta el banderín de llegada a las coordenadas exactas. El GPS no se equivocó: 42º 07′ 26″ N – 3º 30′ 54″ W, y ahí estaba esperándonos desde hace 5000 años.

“Es un monumento megalítico del tipo sepulcro corredor que se halla en el pago denominado Dominustecum, en Cubillejo de Lara. Los elementos más característicos del dolmen son su arquitectura con anillo peristalítico, el ajuar encontrado en su excavación, en especial un brazalete de origen mediterráneo, y el panel de grabados que existe en uno de los ortostatos del corredor.

Se encuentra en un valle entre la Peña de Lava y las Mamblas.

Los dólmenes, unas de las primeras manifestaciones arquitectónicas de la Historia, formados por megalitos o grandes piedras, son usados como enterramientos colectivos; el de Cubillejo dispone de una cámara abierta donde se entierran los cuerpos, y un pasillo o corredor que da acceso a la cámara. Dispone de grabados en una de las grandes piedras del pasillo que representan de forma esquemática varias figuras de animales y un signo de tipo solar. Dedicados ya a la agricultura y ganadería, la vida de los seres humanos se hizo sedentaria, ligada a la tierra y el ganado de una determinada zona. Esa sedentarización hace posible los enterramientos colectivos en terrenos donde el hombre vive y muere. Hace unos 12.000 años, el ser humano pasó a llevar una vida nómada como cazador y recolector a una vida sedentaria como agricultor. En esa época, en la Edad de Piedra, se erigieron impresionantes construcciones. La primera parte examina el trasfondo cultural de las obras de construcción y se ven las dificultades a las que se enfrentaron nuestros antepasados.