Delfines en Cabrera

Las aguas de Cabrera sorprenden por su excepcional transparencia y extraordinaria visibilidad, por sus cavidades y cuevas submarinas, y sobre todo porque siguen apareciendo especies no catalogadas como la de varios crustáceos endémicos descubiertos en aguas de una cueva. Es precisamente la gran biodiversidad de estas aguas lo que ha permitido al Archipiélago de Cabrera su declaración como Parque Natural. La fauna marina se compone de más de 500 especies, con 113 especies de briozoos, 22 de moluscos, 25 crustáceos, 87 esponjas y 200 peces. Abundan las salpas, doradas, lubinas, vacas, chopas y dentones. También nos será fácil encontrar erizos y sepias. En los fondos rocosos habitan los meros, escórporas y rascacios, pulpos, morenas y congrios, compartiendo espacio en perfecta armonía con la carismática tortuga boba y tortuga laúd. Tampoco será difícil encontrarnos con el simpático delfín. Sin embargo tenemos que destacar la triste circunstancia de la extinción en aguas del Archipiélago, a causa de la presión humana, de nuestro querido “Vell Marí”, la foca monje o mediterránea (Monachus monachus).

Este enorme mamífero, que puede llegar a alcanzar los 300 kilos de peso, está considerado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como uno de los diez animales en mayor peligro de extinción del planeta. Su escasa población se limita a algunas zonas del Mediterráneo oriental y en las costas atlánticas de Mauritania. El último Vell Marí avistado en aguas Baleares fue en el Archipiélago de Cabrera. Los responsables del Parque Nacional quieren ser optimistas, y ante el avistamiento reciente de ejemplares divagantes y los programas de recuperación europeos, es posible pensar en una futura reintroducción de la especie a largo plazo. Especie que nunca debió desaparecer de nuestras aguas.